Cada vez era peor,
cada vez tenía más ira, hoy dentro de todo fue un día donde no estuve
triste, pero al llegar a casa tuve otra clásica pelea con mi mamá que hizo otra vez
brotar mis lagrimas,
Entre a la habitación y cerré la puerta haciéndola temblar,
el ruido se escucho por toda la casa, me acosté en mi cama y comencé a llorar.
Yo sabia que tenia miedo, tenia miedo de empezar a llorar y después no poder
parar, sentía tanto dolor en el pecho, tanta ira, me puse a pensar que todo lo
que hacia me salía mal, y era así, quizás ese fuese el motivo por el cual me
odiaba.
Tanta impotencia, tanta rabia, me destrozaba por dentro. Me
daba cuenta que no podía pasar un día sin que me pase algo que utilice como
motivo para llorar deprimirme y volver a pensar en cortarme, no había día sin
poder al menos fingir ser feliz, por un
momento se me ocurrió contarle mi problema, así podía intentar no gritarme para
no deprimirme, pero sabía que la decepcionaría y que aunque me gritara ella me
amaba y al fin y al cabo es mi mamá , no quería decepcionarla, no quería
hacerle sentir eso, no tenia porque.
Llegada la noche, le volví a hablar a mi mamá, pero había desaparecido mi perro, Lobi, creo que eso ya era el colmo.
Eran ya las 4 de la mañana y mi perro no volvía, lo único que sabía de el, era que según mi mamá y mi abuela, no habían visto cuando se "escapo".
Ya ese motivo era suficiente para querer morirme, para desaparecer de este mundo, necesitaba a mi perro, era un miembro de la familia, quería tenerlo, jugar con el, rascarle la panza, sacarlo a pasear, pedirle la patita, acariciarlo, lo extrañaba tanto, nuevamente me sentía vacía, había un hueco en mi interior, que me decía que me faltaba algo, y si era Lobi.
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