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domingo, 8 de julio de 2012

"La balanza de la felicidad"



4 de Julio, 11:38 p.m.
De repente la tristeza había regresado, se iba apoderando de mi cuerpo y alma, cada vez sentía más frío y mis ganas de hacer lo prohibido habían retornado para arruinarme la noche y los siguientes días. En el fondo sabía de donde provenía aquella tristeza que me daba escalofríos cuando se acercaba, sabía que venía por el lado de la balanza, había adelgazado 3 kilos, pero luego, luego de que me obligaron a comer, esos 3 kilos habían regresado. Me sentía horrible, me odiaba a mi misma por mirarme al espejo y verme gorda y horrible, pero nadie sabía eso de mí, siempre que me veían triste, y me preguntaban porque estaba así, siempre mentía. Solo un sonido bajito salía de mi boca y era un “Estoy bien… “nadie me creía, pero tampoco se atrevían a volver a preguntar. Y el que se atrevió recibió siempre respuestas falsas. Ir a la balanza se había tornado un hábito, eran 4 veces por día. Una verdadera maniática. Me di cuenta que no comer me hacía feliz. Sentir el estomago vacío y sentirme mas liviana, me hacía feliz. En cambio, cuando comía, estaba mal, arrepentida, por eso aquella balanza se tornó "la balanza de la felicidad" Cada kilo bajado, era un festejo, cada kilo subido, eran muchas, muchas y muchas lagrimas, y a veces, era mas grave, las lagrimas ya no eran solo transparentes, si no que convertían en lagrimas de color rojo, el rojo sangre.
Mi nombre es Michelle, tengo 15 años, mido 1.80 cm  y peso 83 kg. Lo único que me importa en este momento de mi vida, es perder peso. Cuando era niña, era flaca, después de los 7 años, empecé a ganar peso y siempre estuve un poco excedida de peso, aguante bullying, por culpa del estúpido peso, aguante cosas que en verdad me dolieron, pero me harte, un día por la mañana me levante y dije - Voy a ser vegetariana, tres días después me volví a levantar y dije - No voy a comer, al siguiente día me desperté y dije lo mismo, y así sucesivamente. 


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